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El tren de la revolución financiera se llama Fintech y aún puedes subirte

Las Fintech, término surgido por la contracción de finance y technology, forman una nueva industria que aplica la tecnología para mejorar las actividades financieras. En los últimos años, su impacto ha modificado las bases de la competencia de los servicios financieros, su estructura, suministro y consumo, leyendo a la perfección las necesidades de los nuevos usuarios, sobradamente adaptados al mundo digital. Lo han modificado todo, e incluso han servido para bancarizar a poblaciones que no contaban con una cuenta de ahorro. Sin embargo, aún no se han establecido como los actores principales del mercado. Existe un largo margen de mejora en el que cabe un mundo de oportunidades laborales.

Gracias a la irrupción de las Fintech podemos comprar sin necesidad de llevar dinero encima (en efectivo o en una tarjeta de crédito), efectuar un pago a través del móvil o recibir un préstamo rápidamente. Esto último facilita las formas de financiación a pequeñas y medianas empresas, que ya no están obligadas a buscar financiación en una gran entidad bancaria.

Asimismo, las Fintech pueden servir de mecanismo para mejorar la vida de las personas. La mayor parte del mundo no está bancarizada, es decir, no posee una cuenta de ahorros… aunque sí dispone de un teléfono móvil, y esto facilita la labor de la inclusión financiera, como ha demostrado el caso de M-Pesa en Kenia. Esta plataforma consiguió, entre 2007 y 2017, llegar a 18 millones de usuarios en un país en el que las únicas sucursales se encuentran en la capital, Nairobi, y que apenas llegan a 400. Con M-Pesa se puso a disposición del 98 % de la población keniana los servicios financieros más esenciales. Tras 12 años de éxito, la aplicación está presente en siete países africanos y supone una tercera parte del PIB de Kenia.

Las Fintech, un camino lleno de oportunidades

Las Fintech no han conseguido desplazar a las entidades tradicionales, pero sí las han obligado a adaptarse a los nuevos tiempos. El rápido crecimiento de este relativamente nuevo ecosistema está permitiendo a las empresas externalizar partes de sus procesos de innovación. Esto se debe a que suelen esperar a ver el comportamiento y el recibimiento de las nuevas soluciones en el mercado antes de desarrollar una propia. Según Deloitte, “la proliferación de estas empresas ofrece a las instituciones financieras un ‘supermercado’ de soluciones tecnológicas, permitiéndolas generar nuevas soluciones mediante operaciones de absorción o asociación”.

En los últimos tres años, el mercado alternativo financiero ha experimentado un crecimiento de aproximadamente el 50 %. Las Fintech copan el 21,5 % del capital que fue a parar a las startups en 2015, solo por detrás del comercio electrónico. En España, según la consultora Accenture, el capital destinado a las compañías del sector se triplicó en 2014 y alcanzó los 11.100 millones de euros. Dicha cifra esconde dos grandes operaciones —una inyección de capital en First Data y la salida a Bolsa de Lending Club—. Aun así, dos quintas partes de las inversiones correspondieron a primeras rondas de financiación.

Las Fintech aún están en pleno auge, por lo que tienen mucho futuro por delante. En los próximos años se consolidarán empresas y segmentos de actividad, por lo que el mercado necesitará de más perfiles que conozcan este sector. Además, el perfeccionamiento de esta tecnología y el buen recibimiento por parte del público harán mover ficha a las compañías de otros sectores, como los seguros. La innovación tecnológica avanza para todos. Es el momento de formarse y subirse a este tren.